NIÑOS HIPERACTIVOS Y DEPORTE
Los niños
hiperactivos se convierten frecuentemente en una “carga” para su entorno y en
un quebradero de cabeza para padres, pedagogos y profesores. En ocasiones,
incluso se recurre al consejo médico y a la vía farmacológica con el fin de
“apaciguarlos”. Algunos de estos niños son también niños superdotados, y la
conjunción de ambas características, entre otras, ha conducido a la denominación
de “niños índigo”.
Suelen ser impacientes, inquietos y “rebeldes”,
aunque no exentos de óptimas cualidades. Si para padres, familiares, amigos,
maestros y médicos es importante reconocer sus peculiaridades, lo es más aún
entenderlas y tratarlas convenientemente (en lo posible, sin medicamentos).
¿ES BUENO EL DEPORTE PARA LOS NIÑOS HIPERACTIVOS?
¿PUEDEN SER BUENOS DEPORTISTAS?
Seguro que la mayoría de nosotros nos hemos
encontrado con jugadores a los que les cuesta concentrarse en lo que estamos
explicando o que se comportan de un modo un tanto distraído durante el entreno
o el partido. Incluso es probable que más de una vez hayamos pensado o incluso
expresado en voz alta que “este chico parece hiperactivo”, sin pararnos a
pensar que lo que estamos diciendo de un modo desenfadado y poco analítico
puede ser una realidad. Una realidad ante la que seguramente no estemos
preparados. Cada persona es un mundo. Cada jugador también y un entrenador que
desee hacer bien su trabajo, debe conocer a sus jugadores y sus peculiaridades,
para saber cómo tratarlas.
El deporte es bueno para todas las personas ya que
incide en una vida saludable, es fundamentalmente bueno para todos los niños y
adolescentes ya que favorece el desarrollo armónico de su crecimiento y lo es
para los niños hiperactivos ya que, además, les puede facilitar el canalizar
ese sinfín de energía que poseen.
Los niños hiperactivos, sobre todo aquellos del
tipo predominantemente impulsivo, desarrollan una gran energía física, “no
paran”, y este movimiento, natural en ellos, les lleva de acá para allá,
frecuentemente sin una meta fija. El deporte puede resultar para ellos una vía
terapéutica que les permita ejercitar su autocontrol en la medida en que ponen
en marcha su organismo con el fin de conseguir una meta definida.
CARACTERÍSTICAS MOTRICES DE LOS JÓVENES HIPERACTIVOS
Para que el deporte sea valioso para el niño
hiperactivo hay que tener en cuenta las características que le definen: es
inquieto, mantiene el interés por poco tiempo, se cansa de las actividades que
inicialmente fueron atractivas, es inconstante… Estas características no son,
inicialmente, las más idóneas para ser un buen deportista.
Por otro lado, según estudios realizados sobre las
variables motrices de los niños hiperactivos, tenemos información que apunta a
que un 52% de estos niños tiene como trastorno asociado, una menor habilidad motora,
tanto a nivel gruesa como a nivel de la motricidad fina, que los convierte en
más torpes que los niños de su edad (sobre todo en el caso de los de predominio
inatentos). Pueden tener una gran capacidad para el movimiento, pueden ser
incansables y sobresalen en potencia muscular y agilidad, sin embargo, les
cuesta aquellas actividades que requieran una buena coordinación visomotora y
tono muscular. Esta dificultad motriz tiene que ver con la forma de coger el
lápiz, con la calidad de la caligrafía y de sus dibujos, con el andar
desgarbado, el saltar, con el baile, que siendo incansables y haciendo piruetas
no las coordinarán con facilidad con el ritmo de la música.
Otra característica motriz de estos niños es la
gran elasticidad ligamentosa que tienen y una hipotonía constitucional
exagerada que les permite mover los dedos, los hombros o las piernas con una
flexibilidad atípica, esto les faculta para determinados deportes.
¿CÓMO DEBEN ACTUAR LOS PADRES?
Es importante que desde pequeños, los padres de niños hiperactivos fomenten la realización de actividades físicas y deportivas, pero siendo conveniente para ellos el deporte, estas actividades les van a resultar dificultosas: les va a costar ser constante, tienden a ser competitivos, pero no siempre son eficaces y la frustración que les genera les puede llevar al desánimo y al abandono. No todos los profesores van a entender sus problemas atencionales y de impulsividad.
Si los padres ponen empeño y consiguen que su hijo lo ponga, puede tener unos efectos muy positivos, ya que el deporte se desarrolla en un ambiente estructurado que les permitirá aprender, con el tiempo, a tener un compromiso, planificar su actuación, actuar con autocontrol, respetar las reglas, ser consciente de que su éxito es el éxito de otros (en los deportes de grupo). Un entrenamiento continuado, unido a su tratamiento psicológico, les puede facilitar un buen manejo de su hiperactividad.
El mejor lugar para ellos no es el que desarrolla el deporte a un nivel muy competitivo, este enfoque no es bueno porque sus características pueden hacer que no cumplan con las expectativas establecidas, y su falta de eficacia, les produzca frustración y, por tanto, falta de motivación y abandono.
El enfoque debe ir hacia el “deporte divertido” donde el resultado no es lo fundamental, lo importante debe ser favorecer el cuerpo, disfrutar practicando y superarse cada día.
¿QUÉ DEBEN SABER SUS ENTRENADORES?
El profesor o entrenador debe entender que en estos niños interés y atención no van unidos, de manera que pueden tener interés y no prestar atención a lo que se dice. Pueden entender las reglas, pero la impulsividad les puede llevar a no respetarlas. Pueden correr con fuerza con la pelota, pero no la pasan en el momento adecuado. Estos comportamientos no los realizan de forma consciente y no los pueden controlar con la voluntad, sí con el entrenamiento. Es preciso confiar en ellos y que se den cuenta de esta confianza, generando cierta complicidad.
Para ir a favor de estos niños los entrenadores deben tener en cuenta que hay que:
Definir las reglas de cada actividad: las entienden pero su impulsividad y la falta de memoria de trabajo, les dificulta su cumplimiento.
Dar instrucciones de forma breve, clara y concisa: se pierden si el mensaje es largo.
Presentar las actividades y los descansos, organizados.
Planificar las acciones que se encaminan a la meta: -“Para conseguir…. debemos hacer…”-
Acordar señales para favorecer su atención: llamarles la atención ante sus compañeros puede reforzarles en su papel de “malo” o “pasota”.
Promover que sus compañeros les entiendan y les acepten, aunque esto no quiere decir que no les marquen cuando cometen errores.
Reforzar los pequeños logros para facilitarles la motivación: su falta de autoestima y resistencia a la frustración, les suele llevar a no valorarse
Mostrar los puntos fuertes y los débiles como parte de las diferencias individuales.
Reforzar las conductas adecuadas: es conveniente que valorando lo positivo aprendan a conocer lo que realizan bien.
Ignorar las conductas inadecuadas, salvo en aquellos casos que rompan la estructura de clase, en esos casos, manejar sistemáticamente la consecuencia pactada. Actuar y no hablar
Manifestar los errores con ánimo de que mañana lo hagan mejor: la empatía y el compromiso son más efectivos que el castigo.
No etiquetar o hacer juicios de valor sobre conductas negativas: no son conscientes y no lo hacen adrede, esto les hace sentirse humillados y se disparan emociones negativas que no les dejan aprender de lo ocurrido
Proporcionarles las vías positivas de análisis de la conducta negativa: si no entienden lo que han hecho mal y por qué, la conducta negativa se repetirá.
Facilitarles la adquisición de habilidades motoras adecuadas y precisas.
Creernos que si conseguimos que progresen en el deporte, progresarán como personas, como estudiantes y como deportistas.
¿QUÉ DEPORTES SON LOS MÁS ADECUADOS?
Van más a su favor aquellos deportes que requieren
fuerza y en los que no sea fundamental la habilidad en la coordinación.
Les van mejor aquellas actividades deportivas
individuales: las actividades gimnásticas, el atletismo, el ciclismo, las artes
marciales –judo, kárate y taekwondo– la natación, el patinaje sobre ruedas o
sobre hielo–, la equitación, el surf, el motociclismo de velocidad, el golf, el
tiro con arco y la natación; o de parejas: el bádminton, el tenis.. Se les da
inicialmente peor aquellos deportes que son de equipo y más competitivos: el
futbol, el baloncesto, el balonmano, el balonvolea
El deporte de equipo preferido es el fútbol, pero
sus cualidades físicas no son las más idóneas por falta de habilidad para
regatear y desde muy pronto quedan relegados a cubrir el puesto de guardameta
o, como mucho, el de defensa; muy pocos juegan de delanteros.
Casi todos los niños españoles inician su actividad
deportiva con el fútbol en los patios de los colegios intentando darle patadas,
primero, a una pelota y, después, a un balón. Muchos se convencen de que este
deporte no es en el que sobresalen, no obstante, un buen entrenamiento y un
buen entrenador (que les entienda y ayude) puede hacer que un amplio número de
estos niños continúen jugando y lo pueda hacer bastante bien.
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